Colaboración de El Mago
Expertos estudian in situ las consecuencias, con la esperanza de que sus observaciones ayudarán a diseñar edificios más seguros. Sus testimonios han aparecido en Los Angeles Times y The New York Times.
La llegada a Chile de ingenieros estructurales de todo el mundo que quieren ver directamente los efectos del terremoto del 27 de febrero no se detiene. Esta semana llegaron dos nuevas delegaciones de EE.UU. y para los próximos días está programado el arribo de una tercera, además de expertos de Italia, enumera el ingeniero sísmico de la U. de Chile Rodolfo Saragoni, uno de los encargados de acompañarlos. "Se encuentran esta semana representantes de la Applied Tech Council y de Los Angeles Tall Building Council, mientras que para el domingo se espera a la gente de la American Society of Civil Engineers. Ayer llegó una delegación de distintos organismos de Japón y, para los próximos días, vienen expertos de la Universidad de la Sapienza, de Roma", detalla.
Testimonio en terreno
Algunos investigadores ya han retornado a sus países, donde se han transformado en actores principales de crónicas o columnas contando su experiencia en Chile y teorizando sobre los efectos que un sismo similar podría producir en otras regiones.
Es el caso de Anuj Bansal, quien dirige la oficina de ingenieros Degenkolb, en Los Angeles, EE.UU. Bansal viajó a Chile con tres colegas para estudiar los daños ocasionados por el terremoto.
A su regreso concedió una extensa entrevista a la periodista Karen Kaplan, del diario Los Angeles Times, destacando que el terremoto, que calificó como uno de los más grandes de los últimos cien años, ofreció una oportunidad única para mejorar la comprensión del comportamiento sísmico de edificios y estructuras. "Es la diferencia entre la lectura de un informe y la observación directa, no hay comparación", le dijo.
Reconoció que no se aprende tanto de los edificios que colapsaron como de aquellos que están parcialmente dañados, ya que en los primeros la evidencia se esconde bajo muchas capas de escombros. En cambio, señaló, "los edificios que están parcialmente dañados son extremadamente valiosos desde una perspectiva de la ingeniería estructural. Una observación más detenida de los elementos no revela en qué fallaron".
-Algunos de los edificios más dañados tenían sólo unos pocos años de edad. ¿Por qué?
"Quedamos perplejos por esto. Los edificios más nuevos generalmente implican el cumplimiento de normas más recientes, que en general tienen requisitos más estrictos para el diseño sísmico. El centro de Concepción había experimentado un significativo auge en la construcción en los últimos años. Esta zona está aproximadamente a poco más de un kilómetro de la orilla del río Biobío. Existe la posibilidad de que los suelos hayan contribuido a la amplificación de los movimientos de tierra, aunque no hemos visto ninguna señal de esto en forma directa".
-Una de las nuevas estructuras que quedó muy dañada fue el edificio de departamentos Alto Río en Concepción, que se partió en dos. ¿Qué pensó cuando lo vio?
"La reacción inicial fue sólo el asombro ante un terremoto que podría hacer este nivel de daño. Se nos acercó un padre agradecido que nos mostró una foto de su hija y su nieta que quedaron atrapados en el edificio durante 14 horas. Fueron rescatados y afortunadamente todo salió bien. Nos dio una mayor apreciación de la responsabilidad con la que cargamos a la hora de diseñar edificios en nuestra vida cotidiana profesional".
Bansal dijo a Los Angeles Times que las lecciones dejadas por Chile son muy relevantes para el sur de California: "Algunos de nuestros edificios tienen más de cien años, emplean albañilería reforzada, hormigón frágil y otras características indeseables".
Saragoni cuenta que ya después del terremoto de 1985 los ingenieros norteamericanos vinieron a nuestro país para tomar nota de sus efectos en las estructuras. Para el experto el de ahora fue el terremoto que puso a prueba la norma y por eso va a ser muy valiosa la información de edificios como el de la Cámara de la Construcción que en su estructura de 22 pisos contempla instrumentos que registraron en detalle lo ocurrido.
"Todas estas visitas internacionales sirven para comprobar si los programas de computación reproducen lo que ocurre en los terremotos y sabemos que estamos un poco distantes de eso todavía".
miércoles, 31 de marzo de 2010
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