El terremoto extremadamente fuerte, que se desencadenó en Chile el 27 de febrero de este año, tuvo un proceso complicado de ruptura, según han descubierto los científicos del GFZ (el laboratorio nacional de geociencias de Alemania). Los seísmos de tal magnitud recorren prácticamente toda la corteza terrestre.
Después de un análisis detallado de las ondas sísmicas irradiadas por este terremoto durante los primeros 134 segundos tras el inicio de la ruptura, los investigadores han llegado a la conclusión de que sólo la región alrededor del epicentro estuvo activa durante los primeros instantes. En el segundo minuto la zona activa se trasladó al norte hacia Santiago. Después, la región del sur de Concepción estuvo activa durante un corto tiempo. Este patrón de ruptura concuerda bien con la distribución de las réplicas durante los tres días siguientes.
En el año 1960, el terremoto más fuerte sufrido por la humanidad del cual se tengan mediciones fiables, tuvo su origen en Valdivia, al sur de la región afectada ahora. "El terremoto del 27 de febrero está en conexión directa con el proceso de ruptura de Valdivia", explica Jochen Zschau, director de la sección de riesgo de terremotos y alerta temprana, en el GFZ.
Con el fin de examinar la actividad de las réplicas, los científicos del GFZ han viajado a Chile, para ocuparse allí, junto con el Servicio Sismológico Chileno, de instalar una red geodésica y sismológica en el área de Concepción-Santiago. En el proyecto participan también expertos de la Universidad Libre de Berlín, el Instituto de Física del Globo de Paris, la Universidad de Liverpool, y otras instituciones de Alemania y Estados Unidos.
Se espera que los resultados de esta misión sean capaces de ofrecer información nueva y esclarecedora sobre los mecanismos de fractura en la corteza terrestre.
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