Terremoto en Chile: de nuevo el Imperio el gran beneficiado.
No me cabe ninguna duda de que el terremoto que sacudió Chile, el 27 de febrero de 2010, y que provocó la muerte de miles de personas, así como una destrucción sin precedentes, fue provocado mediante moderna tecnología de modificación ambiental (ver sección GUERRA CLIMÁTICA). Mi certeza no se ciñe sólo a las extrañas particularidades geofísicas de este salvaje fenómeno, que alcanzó nada menos que los 8,8 grados en la escala de richter, sino a las sospechosas casualidades geopolíticas y a los grandes beneficios económicos que esta terrible catástrofe reportará nuevamente al Imperio. Y es que, como dijo cínicamente un tertuliano del programa “Hoy”, en CNN+, después de analizar (de una manera muy peculiar) la situación económica del país andino, “Chile puede endeudarse”.
El 17 de febrero de 2010, Sebastián Piñero, empresario multimillonario, candidato ultraderechista y favorito de Washington, ganaba las elecciones presidenciales chilenas, pero hasta el 11 de marzo, no tenía lugar el traspaso definitivo de poderes: la socialista Michelle Bachelet cedía la presidencia al conservador Piñero. Casualmente, y en medio de una situación de semi vacío de poder, el 27 de febrero se produce el terrible terremoto.
Con Piñero en el poder, quien en tantas ocasiones ha manifestado públicamente su admiración por el Imperio, y debido a los poderes especiales que le concederá el parlamento, con la excusa de hacer frente a la catástrofe (una excusa que, por otra parte, le permitirá prolongar el estado de excepción durante el tiempo que estime oportuno), Washington tendrá más fácil que nunca aplicar en Chile sus hipócritas políticas de “ayuda humanitaria” y de “reconstrucción”, basadas en el endeudamiento masivo de las economías de los países a los que van destinadas, como muy bien saben quienes las han padecido o las están padeciendo en la actualidad, y que no son otra cosa que una nueva estrategia de dominación imperialista.
Otra vez, un jugada maestra (más bien deberíamos decir monstruosa) por parte del Imperio. Se provoca el problema y después se ofrece la solución, a cambio (¡cómo no!) del contenido integro de las arcas públicas, unas arcas públicas más fácilmente accesibles cuando al frente de un gobierno se encuentra un vasallo como Piñero.
Esta es la lógica, más bien la ilógica, del criminal e inhumano sistema capitalista y que de forma tan reiterada y descarada está siendo aplicada, en los últimos tiempos, por la siniestra oligarquía internacional: Gripe A, vacunas; terrorismo, aumento de la represión y de la escalada bélica; cambio climático, negocio de los bonos de carbono; desastres ambientales, reconstrucciones...
Como dijo Bachelet, tras observar los devastadores efectos del terremoto: “Chile no se merecía esto”. Yo más bien diría “esta humanidad no se merecía este Imperio”.
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