Replica, pánico y desmentida. Y finalmente, polémica. Dos réplicas de magnitud 5,9 y 6,0 volvieron a desatar ayer el terror entre los pobladores de Concepción y Constitución. Esas fueron las dos ciudades mas afectadas por el terremoto que sacudió a Chile en la madrugada del sábado pasado. Antes de la medianoche, otras dos, de menor intensidad, también se hicieron sentir, según confirmó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por su sigla en inglés).
Los chilenos de Santiago aportan su ayuda para los damnificados del terremoto en el sur del país. REUTERS/Sebastian Escobar
Mientras sigue llegando la ayuda a las zonas afectadas y se actualiza el número de decesos –los últimos informes oficiales dan cuenta de 802 muertos-, dos réplicas de magnitud 5,9 y 6,0 volvieron a desatar el terror entre los pobladores de la Concepción y Constitución. Antes de la medianoche, otras dos, de menor intensidad, también se hicieron sentir."Por favor, diríjanse a las partes altas. Alerta de tsunami", repitieron en altavoces los carros policiales. Luego del impacto del terremoto y de la convulsión producida por los saqueos y el desabastecimiento, ayer, al escuchar la advertencia, la gente dejó de hacer todo lo que estaba haciendo. Los automovilistas se bajaron de los coches o giraron bruscamente para ir a la parte alta de la ciudad, lo que generó un caos de tránsito que anticipaba lo peor. Quienes estaban en las calles corrieron despavoridos, mientras las radios locales desparramaban el alerta por los barrios.
Pero minutos después, la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) descartó un maremoto, señalando que "las características del sismo no (reunían) las condiciones necesarias para generar un tsunami en las costas de Chile".
Los mismos policías que habían lanzado la advertencia cambiaron sus palabras para llamar a la calma a la población, que lentamente volvió a sus quehaceres.
La polémica
El sábado, tras el terremoto de 8,8 grados que azotó Chile, las autoridades habían descartado tempranamente un alerta de tsunami, que finalmente llegó y arrasó varios pueblos costeros.
La incomunicación entre las varias dependencias oficiales encargadas de advertir a la población sobre este tipo de catástrofes ha generado un debate sobre competencias que ha salpicado a la Marina, a la Onemi y a la propia presidenta Michelle Bachelet.
"El epicentro está en tierra, luego no debiera haber tsunami", fue la información que había salido de la Marina, a través de su Servicio Hidrográfico y Oceanográfico (SHOA), y que le fue entregada a Bachelet dos horas después del sismo.
El ese momento, la mandataria salió a informar a la atemorizada población que no había peligro de maremoto. Instantes después, olas gigantes arrasaron pequeñas localidades costeras como Iloca, Duao, Constitución y
Dichato, entre otras.
El martes, un oficial naval se animó a reconocer: "Fuimos poco claros en la información que le entregamos, no fuimos lo suficientemente precisos para decir a la presidenta que se mantenía o se cancelaba la alarma de tsunami. Hubo titubeo por parte nuestra".
Sin embargo esta mañana, según documentación reproducida por el santiaguino diario El Mercurio, la Armada de Chile salió a deslindar responsabilidades. Sus responsables reiteraron durante la madrugada del sábado, su Servicio Hidrográfico y Oceanográfico(SHOA) emitió en tres ocasiones alertas de tsunami minutos después del terremoto. Esos reportes fueron enviados a la Oficina Nacional de Emergencia (ONEMI) por radio a las 03.51 horas y, posteriormente, reiterados a la ONEMI por fax a las 04.06 horas de esa madrugada, afirmaron.
Ahora, aun con el abastecimiento humanitario asegurado, sigue rigiendo el toque de queda en la zona afectada. También abrieron algunos supermercados, ante los cuales se formaron largas filas. La consigna para que no haya desbordes es clara: los clientes podrán ingresar de a 15 personas y no pueden entrar con bolsas. Ayer, un empleado advertía: "Sólo pueden llevar lo que puedan cargar en las manos”.
Fuente: RFI
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